

Y mientras escribía me preguntaba:
¿Por qué llorar por ti?
Sí, por ti.
Jamás imagine hacerlo
por lealtad a mi
y es fin de año, y quiero escribir
y paradójicamente en quien pienso cuando las palabras se escapan, es en ti.
Ha pasado más de un mes
y lo que he compartido no ha sido contigo
porque desde que nos conocimos así hemos sido,
en anonimato,
en silencio,
dentro de cuatro paredes que no son necesarias derrumbar para volar más allá,
y en el vuelo llegamos al límite
de no más,
de lo cotidiano que no era nuestro,
de la magia que existía
algo le paso
y nos dejo,
así uno encima del otro
deseándonos en un beso,
con el nudo en la garganta de querer gritarte
“SOLO ABRAZAME”
de que increíblemente llore por ti
como no lloraría por alguien, que no sientes nada.
Desde que dejaste que la guerra cesara
y me diste un triunfo innecesario
no hago más que pensarte
y tragarme el ego, de saberte fuera de mí
y morir de celos, al pensarte con alguien mas
y con el maldito dolor de garganta,
por jamás haberte dicho la verdad:
Sí, TE QUIERO
Más de lo real,
más de lo leal
y ahora ya no soy la amante,
ya no soy.
Lo que busque
por lo que te alejaste
y que increíblemente
no sé como ser,
sin ser la amante.
Que rápido se cae la felicidad;
ayer mientras alucinaba,
por la fiebre o las pastillas,
no sé,
tal vez era real;
sabía que era la felicidad,
y hoy que no hay fiebre
y tampoco hubo pastillas,
se cayó,
de la cama,
después de un beso
¿O dos?
¿O tres?
No recuerdo cuantos fueron,
solo se que se cayó,
y en menos de dos segundos
el nudo en la garganta apareció,
y los ojos se iluminaron como la luna de hoy,
grande y luminosa:
Un quesote.
Y lo que mejor hice,
fue rechazarte
como días atrás,
porque la felicidad se cayó.
No por ti,
si no por mi,
por permitirme volar alto,
por no quedarme en la alucinación de ayer;
porque la fiebre, las pastillas y la luna no se llevan
como se lleva el nudo en la garganta y las lagrimas que iluminan mis ojos...
Sentada en el mismo lugar de siempre,
con las personas de diario,
escucho una canción
y fumo un cigarro.
Es la cotidianeidad de los días,
de las horas;
hace falta algo:
¡No estas tú!
Y te extraño
“Y te miro mientras duermes más no voy a despertarte, y es que hoy se me agoto la esperanza”
Dice la canción,
dice mi corazón,
dice el alma cansada de esperarte,
de mirarte.
Y hay un “alguien”
que aun no tiene nombre,
que tiene ojos
y boca
que me miran,
que me besa,
que quiere llenar el corazón,
que existe la barrera,
que simplemente tiene que esperar
en un día como ayer,
en un día como hoy,
en lo cotidiano.
Y se que puedo,
y se que quiero,
y te quiero a ti
sentado a mi lado
esperándome,
esperándonos,
que sea de dos
y no de uno,
que sea lo que termine con las reglas del día.
Un día como hoy, que se vaya lo cotidiano.
Dicen que la locura va acompañada de tristeza,
yo la acompaño contigo.
Para mi la locura tiene un nombre y apellido;
no enloquecí cuando te fuiste,
ni de desamor,
enloquecí a tu lado
de felicidad.
La locura es un desequilibrio mental
o sencillamente emocional,
así es mi locura,
la que me acompaña cada noche,
en cada sueño,
la que gane aquella noche en tus brazos.
Me enloqueciste,
sí tu, me enloqueciste,
por el simple acto de estar a mi lado...