Y mientras escribía me preguntaba:
¿Por qué llorar por ti?
Sí, por ti.
Jamás imagine hacerlo
por lealtad a mi
y es fin de año, y quiero escribir
y paradójicamente en quien pienso cuando las palabras se escapan, es en ti.
Ha pasado más de un mes
y lo que he compartido no ha sido contigo
porque desde que nos conocimos así hemos sido,
en anonimato,
en silencio,
dentro de cuatro paredes que no son necesarias derrumbar para volar más allá,
y en el vuelo llegamos al límite
de no más,
de lo cotidiano que no era nuestro,
de la magia que existía
algo le paso
y nos dejo,
así uno encima del otro
deseándonos en un beso,
con el nudo en la garganta de querer gritarte
“SOLO ABRAZAME”
de que increíblemente llore por ti
como no lloraría por alguien, que no sientes nada.
Desde que dejaste que la guerra cesara
y me diste un triunfo innecesario
no hago más que pensarte
y tragarme el ego, de saberte fuera de mí
y morir de celos, al pensarte con alguien mas
y con el maldito dolor de garganta,
por jamás haberte dicho la verdad:
Sí, TE QUIERO
Más de lo real,
más de lo leal
y ahora ya no soy la amante,
ya no soy.
Lo que busque
por lo que te alejaste
y que increíblemente
no sé como ser,
sin ser la amante.
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