Hay lunas que no se comparan,
como la de ayer
o antier,
o la de hoy;
la que me acompaña en la mesa,
en los sueños,
la que me da la mano para no caer.
Hay lunas que valen más que mil palabras,
que simplemente hay que observarlás,
sentirlas,
amarlas.
Estar sin estar,
ocultos, allá en el cielo,
junto a esa luna
que hoy nos observa
que mañana no sé
y que quizá no quiera saber,
que lo único que quiero
es que la luna se quede como mi compañia...
Ola chica-Buenas!Siempre he sentido esa necesidad de poner por escrito todo lo que pasa
ResponderEliminarHe estado buscando blogs interesantes y el tuyo es de los pocos que me han llamado la atención.
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amo la luna, me gustó lo que has escrito
ResponderEliminarsaludos